Un grupo de ingenieros e investigadores de la
Universidad de Michigan ha logrado desarrollar un nuevo sistema para la
producción de biocombustibles. Se trata de la cocción a presión de
microalgas, una forma veloz, barata y con interesantes resultados para
la producción de esta fuente energética alternativa. El mismo equipo
también está estudiando el potencial de algunas bacterias para el
desarrollo de biocombustibles
Un nuevo mecanismo de producción de biocombustibles podría llegar a
acelerar el desarrollo de esta fuente energética. Se trata de un sistema
que emplea la cocción a presión de microalgas, y que fue elaborado por
especialistas de la Universidad de Michigan.
Las ventajas con relación a otros sistemas incluyen un menor costo, una
mayor rapidez en la producción y más eficacia en el proceso. Al mismo
tiempo, los ingenieros de Michigan están analizando diferentes bacterias
que podrían tener también aplicación en el campo de los
biocombustibles.
Justamente, los biocombustibles están considerados como la fuente energética alternativa con mayores posibilidades de suplantar a los combustibles fósiles en primera instancia, por lo menos en una buena cantidad de funciones. Sin embargo, para que eso suceda se necesita incrementar la producción y abaratar costos.
Enfoques hidrotermales, catalíticos y biológicos se han integrado en este nuevo sistema, para cuya investigación se ha logrado un subsidio de la National Science Foundation por dos millones de dólares. Arthur F. Thurnau y Phillip Savage, del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Michigan, son los principales responsables de este trabajo.
Según los investigadores, esta nueva técnica podría desempeñar un papel importante en el camino de Estados Unidos hacia la independencia energética, logrando al mismo tiempo una trascendente disminución en las emisiones de dióxido de carbono procedentes del sector hidrocarburífero. Lógicamente, también podría ser provechosa para muchos otros países.
Justamente, los biocombustibles están considerados como la fuente energética alternativa con mayores posibilidades de suplantar a los combustibles fósiles en primera instancia, por lo menos en una buena cantidad de funciones. Sin embargo, para que eso suceda se necesita incrementar la producción y abaratar costos.
Enfoques hidrotermales, catalíticos y biológicos se han integrado en este nuevo sistema, para cuya investigación se ha logrado un subsidio de la National Science Foundation por dos millones de dólares. Arthur F. Thurnau y Phillip Savage, del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Michigan, son los principales responsables de este trabajo.
Según los investigadores, esta nueva técnica podría desempeñar un papel importante en el camino de Estados Unidos hacia la independencia energética, logrando al mismo tiempo una trascendente disminución en las emisiones de dióxido de carbono procedentes del sector hidrocarburífero. Lógicamente, también podría ser provechosa para muchos otros países.
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